Puesta teatral sobre los finales como eje central de la vida misma
Cada domingo, el emblemático Espacio Callejón abre sus puertas para recibir al espectáculo teatral “Lo que termina mal, no termina”, una ficción encarnada por volátiles y versátiles actores, que resulta simple y compleja a la vez.
La obra se presentará los domingos 13, 20 y 27 de noviembre y el 4 de diciembre, a las 17.30, en el Espacio Callejón (Humahuaca 3759, Ciudad de Buenos Aires).
La historia gira en torno a los finales, el eje central de la vida misma. A lo largo de cuatro relatos diferentes, los personajes encarnan juegos de familia, amigos y amores.
Rosaura, Miriam y Pilar se enfrentan ante un pedido muy oscuro de sus padres para poder continuar en su casa. Alicia y Susana están por cobrar la herencia de su padre y el motivo principal para que eso suceda desfallece. El momento en que Santiago llega a la casa de Mario y Nicolás todo dará un giro. La importancia que le dan Marisa y Julia al tiempo.
Esos son los ejes principales de esta comedia dramática que intenta cuestionar qué es lo importante en la vida y si se puede asegurar que las cuestiones quedan completamente saldadas.
La obra cuenta con un elenco de jóvenes actores y actrices con una gran capacidad para emocionar al público. Está conformado por Benjamin Avilés, Florencia Cura, Flavia Girod, Martina Kuriger, Matías Quiroga, Facundo Sánchez, Constanza Turri y Federica Yebra. Es dirigida por Maira Antonella Ortiz. La asistencia de dirección de la obra es de Sergio Martire. El diseño es de Eber Santonocito y Tomás Sívori, encargado también de la gráfica. El vestuario, de Ayelén Pellegrino y la escenografía, de Demián Ledesma Becerra. Y la iluminación es de David Seiras.
Al guión interesante y lleno de emociones, se suman impecables interpretaciones que logran transmitir al público todo lo que la obra ofrece y más. Es una de las agradables sorpresas de la cartelera off, que aúna actuaciones a cargo de jóvenes geniales, cuidada puesta, y sólida dramaturgia y equilibrada dirección de Maira Antonella Ortiz. Ciertamente, es una obra que no pasa desapercibida.